Pues nada

Con esta muletilla pareciera que se quisiera minimizar lo que se está diciendo. Se puede interpretar como rasgo de timidez por parte del que habla y, con otra entonación, que se no se desea hablar demasiado del asunto ni, mucho menos, particularizar. Si añadimos la palabra que parece elidida (‘más’), todo queda mucho más claro. También se puede asimilar al ‘resumiendo’ o ‘en resumidas cuentas’, que no dejan de ser muletillas si se usan con abundancia y reiteración. En este caso, la persona que las sobreutiliza puede resultar excesivamente parca, como si para él nada tuviera importancia. También indica pocas ganas de hablar por sentirse contrariada.

“Bueno, pues nada -digo intentando que no se me note a tan larga distancia el cabreo que me sube-.”
[Cómo ser una mujer y no morir en el intento. Carmen Rico Godoy, 1990]


Con un empleo moderado, simplemente se anuncia que se va a ser conciso, o que los asuntos a los que se hace referencia (o los que se podían haber producido) no fueron mucho más allá.

Pues nada, que nos fuimos al cine a ver una película. Y, nada, nos gustó.

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