1. LAS MULETILLAS DE LOS QUE SE CREEN "MENTES SUPERIORES"

Las hay de varios tipos. Las de los que necesitan asegurarse directa y claramente de que estás siguiendo el hilo de las complicadísimas exposiciones que se dignan plantearte (aunque suelan ser tan triviales como los ejemplos que ponemos), y las de los que, supuestamente más discretos, se cercioran indirectamente de que todo va bien, de que no te has perdido por el camino de sus intrincadas proposiciones.
Podríamos decir que los primeros te tratan como si fuesen profesores de primaria, y los segundos, como profesores de bachillerato o, si se atreven a valorarse tanto, de universidad.
Lo más divertido de todo es que tanto unos como otros, lleven el disfraz que lleven, en realidad utilizan la muletilla para darse tiempo para ordenar sus pensamientos. Por inseguridad propia. Aunque te estén dando a entender sibilinamente a ti, como oyente, que los constantes y reiterativos (¡y a veces pesadísimos!) parones en su discurso se deben exclusivamente a tu supuesta torpeza para seguir la marcha de sus argumentos. Como en tantos otros campos ocurre, el paternalismo esconde una vulgar falta de confianza en sí mismo.

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