Escucha - Escucha un momento

Es, como las anteriores, un verbo en imperativo, pero no sé por qué –seguramente por la sonoridad de sus consonantes, junto con esa u en medio, tan bruja, tan inquietante (y este es un tema nada banal, con el que llevo años trabajando: la semiología de los sonidos consonantes)–, asusta, de primeras, bastante más que un 'oye', un 'mira' o incluso un 'calla'. O sea, que más que aparentemente conminatoria puede ser, por sí sola y entre exclamaciones, directamente conminatoria. De hecho la utilizamos para prevenir al receptor de que vamos a “soltar trapo”, para que vaya preparándose a oír “cuatro frescas”, o sea, a dar cumplida salida a eso que hemos estado evitando decir durante días, meses ¡o incluso años! La conversación así iniciada puede pasar de caliente a incandescente en el caso de que ese ‘¡Escucha!’ se vea interrumpido por un ‘¡No, escucha tú!’, del oponente.
Como vemos, nada de fuegos de artificio. Aquí se está jugando uno la piel.
Cuando se utiliza de manera repetitiva, o sea, como muletilla, podemos decir que estamos ante un tipo que se siente muy seguro de sí mismo, y que aparenta sabérselas todas. Es alguien que está perpetuamente con el gatillo preparado, y que de vez en cuando hace uso de él. Da miedo. Denota, indudablemente, autoridad o, aún más dominio, poder sobre los demás. ¿No se dice que la información es poder? Pues éste es (o quiere hacer creer que es) el más enterado de lo que está pasando, por dentro y por fuera, por arriba y por abajo. Y puede que un día te lo cuente, para que te enteres. Es un signo de autoritarismo, en definitiva.

Escucha: te voy a decir por qué tú hoy no vas al cine.

"--Tu lenguaje y tu desvergüenza me tienen asombrado, chaval, de verdad. Y ahora escúchame bien: no quiero verte con ese tal Paulino. Y que tu madre no se entere."
[Juan Marsé. Rabos de lagartija, 2000]

Aquí, en el ejemplo literario, adornada con ese 'bien', se le añade una fuerza descomunal. No solamente se te pide (o se te exige) que prestes atención, sino que prestes 'toda' tu atención, que el asunto va muy en serio. Puede ir acompañado de un contacto físico, como agarre del codo o del brazo, o incluso del óvalo de la cara. Peligro.
El ‘escucha un momento’, al alargar la frase, al hacerla menos contundente (y añadirle esas amorosas ‘emes’), supone un respiro, al tiempo que se tiñe el aviso de una especie de paternalismo, de condescendencia, de deseo de comprensión por la otra parte a la hora de transmitir las cuatro verdades. Podríamos añadirle mentalmente algunos comodines que ayudarían a revelar sus intenciones: “Por favor”, “Hombre de Dios”, “Cariño mío”, “¿Es que no te das cuenta de que…” Por tanto puede ser de uso benevolente y didáctico, en el mejor sentido, cuando alguien necesita ayuda para entrar en razón, pero si se emplea como muletilla, ¡cuidado! ¿Acaso alguien tiene derecho a creer que todos los demás tienen que entrar obligatoriamente en (su) razón?

Escucha un momento: ¿estás seguro de que quieres ir al cine?

10 comentarios:

  1. muy bueno, me ayudo bastante en mi trabajo.

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  2. ME ENCANTA ESTE BLOG... ESTAS EXPLICACIONES NO LAS ENCUENTRAS EN LA TIENDA DE LA ESQUINA.
    GRACIAS POR HABERTE TOMADO EL TIEMPO DE EDUCAR.
    JAVIER VILLEGAS

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  3. que lindo es saber usar bien el lenguaje, en mi familia se usa muchísimo las muletillas y me molestan mucho, trato de corregirlos pero siguen igual, no dicen nada propio, siempre nombrando a atra persona para decir algo y lo que es peor cuando la persona no sabe de quien se trata le tienen que explicar quien era aquella persona, que decía, por qué lo decía... y generalmente "aquelas personas" ya están muertas hace rato...

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  4. Anónimo9/2/14 20:49

    gracias por laayuda no sabia que eran las muletillas me sivieron mucho para mi tarea

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  5. vaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  6. Tambien Existen Otros Tipos De Muletillas Como:
    Emm.
    Ha
    Y Luego

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  7. Excelente relación explicada de una serie de frecuentes muletillas. Lástima que no sigas con el tema. Es interesantísimo. Te felicito.

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  8. Excelente encontrar estaa definiciones, lo leo 10 años después de escrito, cuando se ha convertido en una muletilla común en mi país Venezuela, sobre todo en los jóvenes, que vienen degradando el lenguaje , usando esta expresión muy particular de los delincuentes.

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